sábado, 7 de septiembre de 2013

Andes. Bolivia. Cordillera Quimza Cruz. Cordillera Real. Gigante Grande. Pico Italia. Nuevas vías de Monasterio, Clarke y Beisly

La lengua tradicional del pueblo Aymara de Bolivia utiliza descripciones características para nombrar sus montañas.




«Illimani» significa portador del agua (aguador), «Huayna Potosi» Juventud estruendosa o atronadora y «Mururata» el pico decapitado.


Nueva vías en Bolivia
Por Erik Monasterio

Nuestras expectativas en los Andes bolivianos eran lo suficientemente ambiciosas para escalar el «Gigante Grande» de la cordillera «Quimza Cruz» o Tres Cruces.

Antes era muy difícil llegar a esta sierra, pero los altos precios del mineral y la intensa actividad minera en los últimos años han facilitado el acceso por carretera. En apenas cuatro horas desde la La Paz, Gregg Beisly (neozelandés), Chris Clarke (estadounidense) y yo (boliviano-neozelandés) llegamos al lago Khota Laram y campamento minero al pie del Gigante Grande. De aquí la pista minera zigzaguea hasta el principio de la imponente cara oeste, de 650 m, a unos 5100 m.

Antes de subir investigué un poco la montaña. La sabiduría general dicta que esta investigación debe preceder al ascenso. Los escaladores estadounidenses Dakin Cook y Kevin Starr escalaron la cara oeste en 1993. No pudieron escalar la cara en un día, se vieron obligados a vivaquear cerca de la cumbre, y terminaron la vía al día siguiente durante una tormenta.

Como el descenso directo parecía tan difícil decidieron cruzar la cordillera, y aparecieron en una mina cercana al día siguiente. Entre tanto, el amigo de Dakin, Stan Sheppard, temía que la cordada estaba atrapada en la montaña por la tormenta, se fue a La Paz para organizar un rescate y murío trágicamente porque su coche se salió de la carretera al deslizarse en la nieve.

Los bien conocidos escaladores estadounidenses Andy Selters y Bruce Hendricks optaron por abrir una vía a la izquierda de la línea de Cook, en junio de 2001. A falta de terminar la vía a media tarde se refugiaron bajo extraplomos rocosos para protegerse de la caída de piedras, continuar la escalada después del atardecer y llegar a la cresta a medianoche. Debido a la compleja naturaleza del terreno y su mala calidad rocosa optaron por renunciar a la cima.

Tuvieron un descenso épico a lo largo de la arista noroeste, esquivando precipicios y roca suelta antes de terminar a la mañana siguiente. Ellos nombraron su ruta «Vía Loco» y consideraron que podría haber sido la ruta más técnica abierta en Bolivia hasta ese momento. Los únicos otros dos intentos conocidos en la montaña, por los guías de montaña de Bolivia este año, no tuvieron éxito.

Gregg Beisly en cabeza de cuerda en la cara oeste del Gigante Grande. Foto Erik Monasterio


Nueva vía en la cara oeste del Gigante Grande

El 1 de agosto a las 7:00 horas caminamos más allá de la carretera hacia la cara oeste. Una minera local nos imploró que no nos aventuráramos en la cara. Nos advirtió que la caída de rocas era común a mediados de la tarde y nos dijo que su esposo había muerto durante sus trabajos mineros en un pico cercano.

Estábamos seguros de que estaríamos fuera de la cara por la tarde y atravesamos una morrena sencilla que nos llevó directamente a nuestra vía. Escalamos el couloir (canal) derecho y nos encordamos porque el terreno mixto era más empinado y técnico. La escalada fue agradable en muchos niveles, había segmentos cortos verticales con capas de hielo delgado, entre espacios de terreno mixto con largas secciones de hielo / neve empinadas moderadamente.

A media tarde habíamos escalado ocho largos de cuerda, pero eran sólo dos terceras partes de la vía, cuando el sol calentó la cara y produjo duchas intermitentes de rocas. Nos protegimos y aseguramos bajo los extraplomos rocosos, pero a pesar de ello recibimos golpes de escasa importancia. No era cuestión de retirarse, cuando disminuyó la frecuencia de caída de piedras partimos hacia la cumbre. A las 16:00 horas, tras 12 largos llegamos a la cima.

Nueva vía de Monasterio, Clarke y Beisly en la cara oeste del Gigante Grande.
Foto Erik Monasterio


Sin embargo, el alivio que experimentamos al escapar de la cara duró poco porque la empinada vía de descenso por la arista noroeste parecía siniestro y amenazante por rocas sueltas que caían hacia la cara oeste. Chris partió pronto temiendo la aparición del mal de altura. Gregg y yo descendimos más despacio, cautelosos, nuestro ritmo estaba determinado por mi falta de aclimatación y agotamiento; porque subí la montaña tan sólo cinco días después de abandonar el nivel del mar.

El anochecer nos sorprendió en lo alto del laberínto de los acantilados, conviertiendo nuestra navegación en un verdadero desafío. Gregg, más alerta, con un inusual fino sentido de la dirección. me animó pacientemente, y encontró un camino a través de los precipicios y de la pared morrénica final; tan pronunciada que se deslizaba hacia el glaciar. Al final tuvimos que rapelar para llegar al glaciar, y después de caminar tres horas nos reunimos con Chris a medianoche.

Chris tuvo un accidente significativo en el descenso. Al ir en cabeza quedó atrapado en las paredes morrénicas después del anochecer, resbaló eventualmente. Cayó varias veces en el tramo más escarpado, con tiempo de para cerca de la parte inferior de la pared. Tuvo suerte de llegar sin lesiones graves.

Nueva vía de Monasterio y Beisly en la cara oeste del Pico Italia del Huayna Potosí.
Foto Erik Monasterio


Nueva vía en el Pico Italia de la cordillera Real

A las 4:00 horas del 10 de agosto partí con Gregg para abrir otra vía en el Pico Italia, donde conseguimos el año pasado la primera ascensión de la cara este. http://www.alpinist.com/doc/web12w/newswire-bolivia

Teníamos muchas ganas de encontrar una línea más fácil directamente a la cumbre (5740 m) y, después de caminar en la nieve hasta la cintura durante dos horas, empezamos a subir unos 800 metros al norte de nuestro punto de partida el año pasado. La vía resultó ser más dura y larga que la anterior; aunque el paso más difícil fue sólo de grado 18, la línea fue en general más empinada y complicada, y no fijamos el principio de la ruta.

La escalada fue excelente y absorbente con muy buena protección, pero cuestionada por las dificultades de encontrar la vía y la navegación en torno a una serie de falsas cumbres y secciones extraplomadas ingestionables con mochilas alpinas pesadas. Completamos el recorrido en 12 largos sostenidos y 17 horas. Por fortuna encontramos un vía de descenso directa.

Las rutas en el Gigante Grande y el Pico Italia fueron sostenidas y serias, de grado alpino 5 + neozelandés. El 5 de agosto logramos la primera travesía completa de los tres picos Milluni en la zona Huayna Potosi (5400 m) en siete horas. Y el 15 de agosto ascendimos al volcán Parinacota (6340 m) en la frontera de Bolivia con Chile.

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